viernes, 27 de agosto de 2010

Ambiciones exóticas

Cuando era niño y veía las series de Quinn Martin en blanco y negro (como "Los Invasores", por el canal cuatro) o me quedaba hasta la medianoche con "Un paso al más allá" para tener pesadillas, solía asaltarme el deseo de tener una mascota exótica. Primero fue un castor (no sé de dónde diablos salió esa idea), pero un castor era imposible de conseguir aquí, peor hacerlo vivir en un edificio de apartamentos y amanecer sin sillas al levantarse para el desayuno. Por allí encontré un artículo de Shannon Frye que describe lo maravillosas mascotas que pueden ser los castores. Uno de los felices poseedores comenta: "Tengo cuatro castores como mascotas y las amo. Les traje una camionada de madera y las dejé sueltas una semana en mi patio. Me hicieron una cabaña de madera de 3,000 pies cúbicos, con cuatro habitaciones. Me ahorré una fortuna en contratistas".

Luego fue una mariposa dragón, que podría vivir en un invernadero, pero que tendría que haber salido a buscar cada media hora cuando se volara por la ventana. Hay gente, por supuesto, que las tiene, por lo general personas a las que les da flojera tirar las cáscaras de plátano o dejan las naranjas a medio chupar, cosa que les favorece a sus mascotas. Porque, como todo el mundo sabe, a las mariposas les encantan las frutas podridas.

Bueno, hace algunos días caminaba por la avenida Alvarez Calderón y me tropecé con el anuncio que están viendo en la imagen. Sería exagerado decir que los erizos africanos, como mascotas, están de moda, porque la definición estricta de moda es "lo que más se repite". Y obviamente hay menos erizos como mascota que otras especies. Pero este anuncio me hizo recordar mis extrañas ambiciones infantiles. Y también el hecho de que no hace falta ser niño para antojarse de gustos extraños, exóticos como el de las personas que gustan de estos animales comedores de tenebrios, que es lo más les gusta. Pero yo, francamente, no me gustaría acostarme por la noche y descubrir que las sábanas pican más de lo debido. Preferiría encontrarme con pelos caninos: son más suaves.



miércoles, 11 de agosto de 2010

El remedio: peor que la enfermedad

Hace algún tiempo apareció en el mercado un producto que no hizo más que demostrar, una vez más, que algunas cosas son demasiado buenas para ser ciertas, o que nunca se obtiene una cura a cambio de nada.
En un principio, Chantix fue anunciado como la panacea para los fumadores. Según los estudios preliminares, el 44% de los sujetos a quienes se administró dejaban el cigarrillo. Y los médicos lo prescribieron alegremente a 4 millones de pacientes. Los problemas comenzaron cuando se empezó a prestar atención a los efectos secundarios. El 1 de febrero de 2008, la FDA puso sobre aviso a la gente y así, la firma fabricante, Pzifer, hubo de agregar una advertencia en línea sobre dichos efectos. Repasemos:

"Algunas personas han experimentado cambios en el comportamiento, hostilidad, agitación, depresión, pensamientos o acciones suicidas durante el tratamiento con Chantix. Algunas personas han tenido estos síntomas cuando empezaron a tomar Chantix, y otras los desarrollaron luego de algunas semanas de tratamiento o después de dejar de tomarlo. Si usted, o su familia, o su responsable le notan agitación, hostilidad o cambios de conducta, pensamiento o ánimo que no son típicos en usted, o si usted desarrolla pensamientos o planea acciones suicidas, o muestra ansiedad, pánico, agresión, ira, sensaciones anormales, alucinaciones, paranoia o confusión, deje de tomar Chantix y llame a su médico inmediatamente"

Esta especie de película de terror farmacológica no es, obviamente, lo que el fumador hubiera preferido como tratamiento para su adicción. Desde que apareció en el mercado, 37 suicidios y más de 400 tentativas han sido relacionadas con Chantix. Daniel Williams, conductor de Louisiana, paseaba por una carretera con su novia y su hijo de 8 años cuando súbitamente los ojos se le tornaron, viró su camioneta pickup a la izquierda, aceleró y cayó en un arroyo. El hombre había empezado a tomar Chantix dos días atrás.

Por allí cierto conductor de televisión, que no mencionaré, afirmó que la eficacia de Chantix consistía, mayormente, en eliminar fumadores, puesto que los muertos no fuman. Pero esto no es todo. Pfizer agregó más letras chiquitas a su mensaje de advertencia.

"Algunas personas pueden presentar serias reacciones cutáneas, algunas de las cuales pueden poner en peligro la vida, e incluyen: Bochorno, inflamación de la cara, boca y garganta que puede dificultar la respiración. Si tiene problemas de enrojecimiento o se le pela la piel, o le salen ampollas en la boca, deje de tomar Chantix y busque ayuda médica"

No, no es Chespirito haciendo el libreto de un episodio del doctor Chapatín. Es real. Es para preguntarse hasta qué punto se puede ser permisivo con un compañía farmacéutica y evitar que convierta a la población en una especie de gigantesco campo experimental. Finalmente, añaden:

"Los síntomas más comunes incluyen náusea (30%), vómitos, problemas para dormir o sueños vívidos, extraños o inusuales cuando esté bajo tratamiento con Chantix".

Así, la Administración de Aviación Federal (FAA) prohibió a sus pilotos tomar esta droga (que habían aprobado en un principio) y la Administración de Seguridad de Transporte Federal Motorizado (FMCSA) instruyó a sus médicos para no calificar a ningún chofer que tome este medicamento. La conclusión no puede ser otra que esta: el famoso remedio resultó tan beneficioso como la cicuta.

¿Me olvido de algo? Ah, sí. Una caja de Chantix cuesta, en los Estados Unidos, 139 dólares. El tratamiento requiere tres cajas. O seis, si usted reincide.

Imagen tomada de aquí: http://pharmagossip.blogspot.com/2008/05/chantix-found-in-ad-agencys-wastebasket.html